lunes, 17 de diciembre de 2012

Una fiesta por el TRICAMPEONATO (Hermoso marco humano para la celebración. El partido era lo de menos)


1. Seguimos en la semana de festejos iniciada el anterior domingo 9 tras el pitazo final en Potosí. Hubo reconocimientos en El Alto y el municipio paceño les dio a los gladiadores del Tricampeonato la Medalla Pedro Domingo Murillo en el Grado Honor Cívico, la mayor distinción que otorga. Y este domingo 16 la fiesta se cerraba con un festejo triple: vuelta olímpica con trofeos, partido con los rivales de siempre —para la mera estadística— y celebración popular con caravana que concluía en El Prado.
2. Eduardo Villegas hace un enroque obligado: Daniel Vaca; Enrique Parada, Luis Méndez,  Marcos Barrera y Jair Torrico; Nelvin Soliz, Alejandro Chumacero, Sacha Lima y Wálter Veizaga; Pablo Escobar (capitán); Harold Reina. Los tres que mandan con reglamento en mano: Alejandro Mancilla, Robert Villarroel y Paul Uramenano.
3. Aunque ya estaba medio resignado a no ir al templo miraflorino porque la demanda por entradas hacía impensable conseguirlas —mi hermano, ante la imposibilidad, optó por irse al Complejo para hacerse firmar su bandera del Tigre Tricampeón—, mi cuñado, mi hermana y mi sobrina me dan la sorpresa y gran alegría luego que recogemos las poleras con la leyenda “The Strongest El único Tri Campeón” invitándome para ir con ellos a butacas. Con esto se cierra el año y mi recorrido por casi todos los sectores del Siles, con excepción de la curva con asientos rojos.


4. Compramos comida (yo cuido mi cábala de pollo, ensalada rusa y fideos, aunque el juego del partido me interesa un sorete. Me huele a empate desde el pasado martes y, curiosidad digna de mención, cuando lo publicito en mi Facebook no aparece ningún celestino para retar una apuesta; así anda la fe en su equipo, ji ji ji) y entramos cerca de las 14:45 a nuestros sitios, más bien numerados y con taquillas. Mientras realizan el trabajo precompetitivo nuestros arqueros y casi toda la plantilla rival, se larga a llover y la zona de butacas, segmento techado en el sector de Preferencia, es invadida por gente sin taquillas que después los policías y los dueños reales luchan por remover.
5. El partido me interesa tan poco que ni siquiera saco mi cuaderno. Me alegro con el ingreso del equipo cerca de las 15:40 para darse un poco de algazara energizante y luzco orgulloso la misma polera negra de mangas amarillas con que ingresaron al campo. La terna arbitral, con unas casacas rojas que parecen sacadas de un baúl de los ’70, mira como espectadora de lujo el inicio de los trifestejos. El Choco Chumacero se quita la polera negra y la regala en el sector de Recta General, ocasionando una pequeña avalancha.
6. Partimos en el sector sur, ellos en el norte. El estudio previo deja lugar a varios resbalones. Los de Tembladerani, como si no hubieran estado en la cancha minutos antes, ingresan con zapatos que parecen tener jaboncillo en la planta y se dan lindas caídas; incluso Ever Cantero pierde una inmejorable para abrir el marcador, mientras mi hermana, que es hincha celeste, reniega por la que fue una de sus constantes del año: no saber definir.
7. GOOOOL DEL TIGRE. El Choco se escapa por izquierda ante una mala marca de Christian Vargas, encara y centra. Gabriel Valverde intenta despejar dos veces (en la primera se cae) y acaba pasándosela al Pájaro Escobar, quien agradece y saca un zurdazo cruzado desde la medialuna que Rommel Quiñónez alcanza a tocar pero no puede impedir se le cuele a su izquierda. Minuto 21 y la fiesta es completa, mientras retumba el grito: “Tricampeón… Tricampeón… Tricampeón”.
8. Me llama la atención que no estén los trapos de la ‘Facción Radikal’ (sic) y otras barras usuales en la Curva Norte. Hay uno largo que reza: ‘Los de la vieja escuela’. En la bandeja alta del sector se ve a un grupo numeroso de hinchas aurinegros. Y es que los otros, como le dije medio en broma a un amigo hincha de los de Tembladerani, hoy no existen. Son meros paracaidistas en una fiesta privada.
9. Minuto 51, gol de Bolívar. Lima pierde la coqueta en media cancha, Cantero se la pasa en profundidad a Jhasmani Campos (impresentable como casi todo el año) y el cruceño manda un remate desde fuera del área que le dobla las manos a Vaca.
10. También apareció lo feo: primero, un estúpido de la Norte que manda un petardo cerca de Vaca antes que se reinicien las acciones; el árbitro estuvo a punto de suspender el partido y, con el antecedente hace unos días en la Copa Sudamericana, no hubiera sorprendido a nadie. Luego, después del empate, las expulsiones: minuto 67, Leonel Justiniano fue echado por doble amarilla —golpeó toda la tarde, incluso pudo irse antes—; minuto 69, Méndez toca la pelota con la mano y ve la segunda amarilla; y minuto 83, alevosa y cobarde patada desde atrás de Valverde al Choco Chumacero, que hace al réferi mostrarle la roja directa e incluso al DT Miguel Ángel Portugal retar al zaguero por su desleal actitud con el colega. Y para la estadística, porque no puede decirse sean cosas feas, las sustituciones: minuto 70, Delio Ojeda ingresó por Reina, para cubrir el hueco dejado por Méndez; minuto 80, Daniel Chávez reemplaza a Lima; y minuto 90, Ernesto Teto Cristaldo sustituye al Pájaro Escobar, quien deja el cinto a Chumacero. En la vereda opuesta: minuto 46, Lorgio Álvarez por Vargas; minuto 63, Rudy Cardozo por Damián Lizio (un cambio estúpido, si se me permite, porque el argentino era el único que movía los hilos de los celestes); y minuto 66, Gerardo Yecerotte por Campos.
11. Luego del pitazo último, se armaron las tarimas y se entregaron de manera oficial los tres trofeos —uno de ellos especial por el Tricampeonato, primero en la historia liguera— y las medallas. Los pocos hinchas rivales abandonaron pronto la Norte, despedidos con el ya clásico y divertido cantito: “Chau cholis… chau cholis… chau cholis”. Lo entoné al salir cuando pasaba por delante de los policías, pero creo no entendieron la alusión. En la puerta 4, por la que se accede a los camarines, se alistaba el camión en que irían los jugadores al festejo en el núcleo paceño. El Prado aguardaba ya con un escenario montado por los de Auténtica para su cerveza Judas. Imagino deben seguir libando. Mi hermano y su novia se quedaron por ahí para sumarse a la corcova del Tricampeonato, mientras los demás nos íbamos a casita. Hermoso cierre de año y mejor regalo navideño. Ahora empecemos a soñar con un Tetra… ¿por qué no???


FOTOS: FREDDY BARRAGÁN/LAPRENSA.COM.BO.