domingo, 23 de enero de 2011

Clásico: más por los colores que otra cosa (Un raro empate en blanco que resultó grato y emotivo)


1. Estrenamos la Tigre de Oro y de paso vamos a (re)conocer al equipo 2011. Me parece un yerro dirigencial que se haya aceptado programar un clásico en la segunda fecha, pero allá ellos con sus maneras de ver y entender el rol de partidos. Igual, clásico es clásico sabemos en las tribunas y hoy tenemos que tratar de llevarnos los tres puntos para seguir en los primeros sitiales de la tabla.

2. Craviotto puede al fin disponer de todos los adquiridos en las últimas semanas, aunque no parte con los pendientes de principio. La alineación inicial: Daniel Vaca; Enrique Parada, Delio Ojeda, Federico García (capitán) y Gerson García; Leonel Reyes, Sacha Lima, Nelvin Soliz y Regis De Souza; Renán Addles y Rodrigo Ramallo. Terna arbitral designada: Óscar Maldonado, Alain Ledezma y Juan Carlos Cardozo.

3. Estoy viendo el partido de los mandriles en el Bernabéu, pero el juego con los de Mallorca está aburrido y me hace dormir. El subconsciente y la llamada de mi primo, ya en la gradería del Siles, me despiertan a las 15:00; salgo casi atropellando porque me comenta ya está lleno. Ley de Murphy: no hay movilidad (y encima llueve, mejor dicho “chilchea”). Termino abordando un radiotaxi en que el conductor, luego de darme toda una explicación retórica del por qué no puede llevarme a donde le pido (Busch y Díaz Romero), me aconseja bajarme en la esquina del parque Laikakota.

4. Camino por la Díaz Romero y en la esquina con la Saavedra se me acerca una revendedora: la curva, inicialmente a Bs 25, a Bs 70. ¡Flor de negocio hicieron hoy estos personajes que algunos de mis amigos socapan y yo detesto cordialmente! Llegó a la puerta 8, atiborrada de gente –dato curioso: no hay nadie en las boleterías, pero tienen colas a diestra y siniestra– y extraigo la Tigre de Oro de mi billetera para hacer una consulta visual. Una pareja se me acerca preguntando si vendo entradas. Sonrío y ella le aclara que lo mío es una tarjeta de esas de aporte voluntario.

5. Ingreso al templo. Cuando llego al acceso directo hacia las graderías, horrorosa sorpresa: ya no se permite el ingreso a ellas. Los policías hacen cerco e impiden tanto subir hacia mi sitio habitual cuanto bajar hacia el que no me gusta tanto, porque ambos están pletóricos. Mi primo sigue con las llamadas. Trato de que se acerque a uno de los accesos para que los policías corroboren tengo lugar: negado por absurdo.

6. Los equipos ingresan. Primero los visitantes a efectos de recaudación (se agradecen sus aportes a nuestras arcas), luego nosotros. Veo la ceremonia de salutación previa desde el borde del pasillo hacia el lado de Preferencia. Me hago un lugar entre los ladrillos para otear desde ahí el juego –sacaron De Souza y Ramallo–, pero sé que no voy a aguantar parado todo el partido. Llamo a mi primo y le digo que me vuelvo a casa.

7. Estoy en esas cuando veo a un policía con grado encabezar una hilera de gente. Me la juego y le digo a un subteniente que tengo sitio en la bandeja alta, que me ayude a acceder. El subteniente, a quien se le sale el comentario que él también quisiera estar arriba –no olvidemos que son espectadores gratuitos del partido–, me auxilia y acabo en el pasillo de la bandeja, buscando a mis primos. Luego de ubicarlos (más bien las líneas de Entel no colapsaron), logro llegar a mi asiento. Entre chiste y chiste se me han ido como quince minutos del clásico 177 de la historia liguera. Ganamos 43, empatamos 59 y 74 ganaron ellos.

8. Sigue la lluvia, incluso se hace un poco más sentida, y me impide tomar cualquier apunte, pero al menos ya estoy viendo el juego, que es de ida y vuelta. Ronald García le hace un terrible foul a Leonel Reyes –¿vaya ironía, no?– y se gana la roja. Se cierra un emotivo primero tiempo, el sol aparece sobre el estadio y parece que en la segunda parte tendremos fiesta completa. Por ahora, ya con el dato de la recaudación (Bs 1.320.000) alegra. Digamos que hay para los salarios de los próximos tres o cuatro meses, aunque desconozco el dato concreto de a cuánto asciende nuestra planilla.

9. Él o los de arriba se fuman de alguna que no sabemos y deciden que mejor siga nomás la goteada; ahora es menuda (“la que más moja” comenta uno de mis primos y me recuerda al nombre que le daba uno de los curas de colegio: “lluvia cazabobos”). Los de Tembladerani se salvan que da gusto: entrada de Soliz y pésima definición solo ante Marco Argüello; pase de Addles a De Souza y Lorgio Álvarez que lo atropella desde atrás –unos dicen que era penal, otros no; el pusilánime Maldonado decidió no pitarlo.

10. Luego vienen las expulsiones y nuestras salvadas. Parada hace una falta estúpida en la salida de los celestes y ve la tarjeta que le manda a ducharse –por cierto, ¿quién fue el comedido que le dio la camiseta 13 al ex bolivarista? Ruego por favor dársela a un Tigre de verdad, comprometido con el equipo hace tiempo–. Rudy Cardozo escapa a sus marcadores, centra y Zé Carlos hace una chiripiolca que manda la pelota afuera, con arco vacío. Ronald Eguino saca un tremendo zapatazo desde fuera del área y Daniel Vaca vuelve sobre sus pasos, dándole un piñazo a la bola, que ya se colaba, para mandarla al córner. El Pepe García no puede con su carácter y tontamente retiene a Wálter Flores, ganándose la segunda amarilla.

11. Pese a que no llegamos al orgasmo del gol, fue un clásico entretenido y emotivo. Delio Ojeda, lejos, el mejor del Tigre –tenemos arquero, tenemos defensa, tenemos mediocampo (recuerden que falta el Choco Chumacero) y tenemos delantera (Craviotto: Cristian Ruiz debió entrar mucho antes). Se viene un partido complicado contra el puntero invicto y en condición de visitantes. ¡Que se repita lo del debut en Potosí, salvando distancias!

FOTO: ERBOL.COM.BO.